jueves, 6 de febrero de 2020

Pero si me dan a elegir

Pero si me dan a elegir... eso pensaba yo cuando recapacitaba sobre la muerte en el día de hoy de nada menos que Kirk Douglas. La leyenda. 103 años. "El hijo del trapero", como así título su primera autobiografía Issur Danielovitch, que es como en realidad se llamaba este hijo de inmigrantes judíos de Europa del Este.
¿Y con cuál de sus papeles me quedaba yo, si me dieran a elegir, como decía Joaquín Sabina en su famosa canción? Uno enseguida se va a Espartaco, cómo no. Pero no le van a la zaga sus papeles de Vincent Van Gogh en "El loco del pelo rojo", o del productor sin escrúpulos de "Cautivos del mal", o del coronel francés de "Senderos de gloria", o Doc Holliday en "Duelo de titanes".
Estos títulos, por citar sólo los que parece ser que de forma canónica se consideran como los más emblemáticos de su carrera como actor.
Pero hay muchos, muchos más. Sin los cuales, mi formación sentimental y mi pequeña cinefilia no serían lo que son hoy. No me gustaría el cine como me gusta sin sus personajes de príncipe vikingo en la película Los vikingos, de marinero en "20000 leguas de viaje submarino", de torturado pistolero en "El último atardecer" o de también pistolero pero esta vez tramposo en "El día de los tramposos". No habría desarrollado una cierta afinidad hacia los outsiders y defensores de las causas perdidas sin papeles como el que interpretó en el western "La pradera sin ley" y no le pondría unas imágenes tan familiares, si se me permite la expresión, al Ulises de la Odisea, si no hubiera encarnado a este héroe en la película del mismo nombre.
Pero sin me dan a elegir... entre todas estas vidas. ¿Cuál escojo?
Hoy es un día triste para los amantes del cine. Hace dos días moría también José Luis Cuerda. A su modo, a nuestro modo, otro grande.
DEP.






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