sábado, 6 de febrero de 2021

Pero, ¿qué diantres tenía Cristopher Plummer?

 Así es. ¿Qué diantres, por no emplear otra palabra malsonante, tenía este actor canadiense que acaba de fallecer a los 91 años que hacía que nos gustara tanto su presencia en la gran pantalla? ¿Esa apostura de gentleman con apariencia de darle todo igual? ¿Esa sonrisa de pillo? ¿esa fisiología camaleónica que le hacía poder dar vida a los más variopintos personajes? ¿o al final era el saber en nuestro interior que si estábamos viendo una película suya es que iba a ser una buena película?

Es difícil responder a eso, como a todas las grandes preguntas relacionadas con este arte que es el cine. Aunque en mi caso lo tengo más o menos claro. Conocí a Christopher Plummer al mismo tiempo que me quedé boquiabierto viendo la imagen en televisión de una calavera sobre un fondo oscuro coronada con una resplandeciente corona de oro. Una agradable noche de hará algo más de treinta veranos… y un millar de años. Los que hayan visto “El hombre que pudo reinar” (John Huston, 1975) puede que les suene esta referencia temporal, porque es a esta película a la que me refiero. Y es que la escena en la que su personaje del genial escritor Rudyard Kipling exclama anonadado “¡Carnahan!” ante la visión del maltratado aventurero Peachy “Taliaferro” Carnahan es una de las que han marcado desde siempre mi memoria cinéfila.

Pero es que este actor tres veces nominado al Óscar nos ha acompañado en las últimas ¡seis décadas! Y nos ha dejado imágenes que van, desde las de algunas de sus primeras películas como capitán Von Trapp de “Sonrisas y lágrimas” (Robert Wise, 1965), donde hacía de retirado oficial austriaco enfrentado a los nazis; o como el espía inglés Eddie Chapman de “Triple Cross” (Terence Young, 1966) también ambientada en la Segunda Guerra Mundial; hasta las más recientes “Todo el dinero del mundo” (Ridley Scott, 2017), en la que encarna al magnate del petróleo Jean Paul Getty, o Principiantes (Mike Mills, 2010), en la que su papel, de un entrañable anciano que al enviudar decide dar a conocer su verdadera condición de homosexual, le valió su único y merecido Óscar.

Todas éstas, pasando por films menos conocidos pero de incuestionable calidad como “Asesinato por decreto” (Bob Clark, 1979), dónde daba vida a un Sherlock Holmes enfrentado nada menos que a Jack el destripador, ¿alguien puede pedir más?, o la genial “Escarlata y negro” (Jerry London, 1983), de nuevo en la Segunda Guerra Mundial pero esta vez haciendo de despiadado oficial nazi en la Roma ocupada por los alemanes. Y acercándonos a la última época de su vida, y una edad dorada en su filmografía jalonada de papeles secundarios pero interesantísimos, nos encontramos personajes como los del detective de “Eclipse Total” (Taylord Hackford, 1995); el mismísimo Aristóteles, en Alejandro Magno (Oliver Stone, 2004); o el cínico y enigmático banquero de “Plan oculto” (Spike Lee, 2006).

En resumen, una carrera brillante de un actor carismático que ha sabido mantener un nivel altísimo hasta una edad muy avanzada. Baste decir que su última película, “Puñales por la espalda” (Rian Johnson), es de 2019. Es decir, rodada cuando tenía 89 años.

Y un actor que para muchos, entre los que me cuento, forma parte de la terna mítica de intérpretes principales de “El hombre que pudo reinar”, junto con Michael Caine y el también recientemente fallecido Sean Connery. 

Pero de Connery, parafraseando a cierto cómico español muy conocido, hablaremos otro día. Hoy queremos terminar esta entrada del blog con la mención a "Triple Cross". Se trata de una película muy característica dentro de la filmografía de Plummer, que debe su nombre a las tres condecoraciones que recibió por parte de los aliados y también de los nazis, el personaje en que está basada, un espía agente doble durante la Segunda Guerra Mundial. Inglés. No se dejen engañar por su atuendo en el afiche, no les pase como a los nazis. 

Aunque con esa sonrisa...






No hay comentarios:

Publicar un comentario